sábado, 22 de agosto de 2015

Entre culpables y responsables

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré

Los intelectuales dominicanos quedarán muy mal parados en la historia; pues las veces que no se confabularon con los criminales que desde la fundación de la República han usado al Estado como un bien de su propiedad particular, se han hecho los locos con el pueblo.

Hoy entonces este pueblo está pagando un precio muy alto, más que por cualquier causa, por el hecho de no haber tenido una clase intelectual dispuesta a confrontar con sinceridad, a delincuentes como Trujillo, Balaguer, Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina.

Hoy estos desgraciados intelectuales no logran entender por qué somos un pueblo tan estúpido, que mantiene a un truhan como Danilo Medina, en el más decoroso altar de santo alguno, mientras son asesinadas Franchescas de 18 años por miembros de una Policía integrada por sabandijas y sostenida por sabandijas.

La culpa de que seamos una sociedad tan asquerosa es de los intelectuales dominicanos, por su falta de honestidad, por su falta de criterio para confrontar al empresariado paga sueldos de miseria.

La culpa es de los intelectuales dominicanos, por desentenderse de su deber de educar a los ciudadanos, permitiendo al mismo tiempo que tal labor se la adjudicara la Iglesia, imponiendo fraudes como la moral basada en la resignación y el perdón.

Nos han "educado" en una moral de resignación y perdón. De ahí estas frases tan abusadoras del sentido común: "Esto no lo arregla nadie"; "Todos son iguales"; "Esto solo lo arregla Dios".

Nos han “educado” en una moral de resignación y perdón, y esta es la razón por la cual este pueblo se adapta a todo y lo perdona todo: la desaparición de las riquezas que nos legó la dictadura trujillista, el engaño con la CDE, las obras sobrevaluadas, los peajes sombra, los Tucanos, el contrato Barrick Gold 2009, legisladores que firman documentos públicos sin leerlos, el déficit fiscal de 2012, el asesinato de 11 niños en el hospital Robert Reid, las cantinfladas de Francisco Dominguez Brito, el sadismo de Yeni Berenice Reynoso, la insolencia de Moscoso Segarra, la burla de Danilo Medina sobre loma Miranda y su hedor a tiburón podrido, la estafa del Gobierno a través de la venta de los combustibles…

Es esta maldita moral con la que nos han "educado", lo que no permite que el pueblo fusile hoy mismo a Leonel Fernández, a Hipólito Mejía y a Danilo Medina. (Excúsame art. 304 Párrafo I del Código Penal dominicano).

Es esta maldita moral con la que nos han "educado", lo que no permite al pueblo fusilar al Comité Político del PLD, a los dirigentes principales del PRD, a los dirigentes principales del PRM, y a los dirigentes principales del PRSC.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de que tengamos un empresariado usurero, agiotista, explotador, sin conciencia social y sin criterio de justicia.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de que tengamos una Policía asesina de Franchescas y de Césares Augustos Ubrí Boció.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de que tengamos unas Fuerzas Armadas parasitarias, que en lo único que han sido diligentes es en sacar provecho personal de cuanto canalla se ha colocado la banda presidencial desde 1966 hasta la fecha de hoy, exceptuando tal vez a don Antonio Guzmán.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de la vergonzosa pobreza espiritual y material en la que vive el pueblo dominicano.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de cada Franchesca asesinada por la marginalidad y el hambre y la desesperanza en la que estamos viviendo todos en esta República Dominicana.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, son los responsables de que tengamos un Poder Judicial al servicio de la impunidad en la que se escuda el saqueo de los fondos públicos que nos deja huérfanos de un Estado solvente.

Estos principales señores del PLD, del PRD, del PRM y del PRSC, nos han robado el sosiego, nos han acorralado con la inseguridad ciudadana, y no hay que dudar que nos han dejado a merced de la protección de un dios que al parecer no supera su última borrachera de circo en el concilio de Nicea.

El pueblo está apuñalado, se ejerció la violencia mortal en contra suya, porque su verdugo lo notó abandonado de su clase intelectual.

El pueblo está apuñalado y agoniza… lo hirió sutilmente su Gobierno, y se muere en las calles, se muere en el hogar, se muere en la escuela, se muere en los hospitales, se muere en las ARS, se muere en las telefónicas, se muere en las Edes, se muere en las generadoras, se muere en el Congreso Nacional, se muere en el Poder Ejecutivo, se muere en el Poder Judicial, se muere en las Fuerzas Armadas, se muere en la Policía Nacional, se muere en los sueldos mínimos, se muere en el voto, y se muere después de muerto y se sigue muriendo con cada vez menos dignidad.

lunes, 17 de agosto de 2015

¿Mano dura contra qué?

Por Orbis Beltré

A propósito de que el nuevo Jefe de la Policía se juramentó diciendo que enfrentará a la delincuencia en el terreno que los delincuentes elijan; apropósito de que escucho a mucha gente arengar a favor de que la Policía aplique "mano dura...", debo advertir que esa política de "mano dura contra los delincuentes" no ha funcionado. Y lo peor de todo es, que muchas veces la Policía, con tal actitud, ha terminado disparando incluso contra cualquier ciudadano, por sospecha.

¿Se acuerdan ustedes de qué fue lo que dio origen a aquella compaña que decía "Policía, no me dispare, que no me paro en lo claro"?

Con esta filosofía de “enfrentaremos a los delincuentes en el terreno que ellos quieran”, han fracasado las gestiones de los últimos 10 o 15 Jefes de la Policía, incluidas las gestiones de tres maestros del manodurismo, como lo fueron Enrique Pérez y Pérez, Pedro de Jesús Candelier y Rafael Guillermo Guzmán Fermín.

Para los que arengan a la Policía a aplicar la "mano dura", les presento este histórico reciente: ¿Se acuerdan de cómo miembros de la Policía, en un allanamiento ilegal en Sosua, Puerto Plata, asesinaron a un ciudadano alemán y se robaron dos cajas fuertes con millones de pesos? Hace muy poco que, un coronel, dos tenientes coroneles, un capitán, un segundo teniente, un sargento y un cabo, todos de dicha institución, fueron quienes atracaron a una ciudadana en la Ave. Las Américas, Santo Domingo Este, y le robaron más de 300 mil euros.

Y muy especialmente para quienes pretenden vendernos la idea de la necesidad de un Pedro de Jesús Candelier en la actual jefatura de la Policía, esto: durante la era de este trucupey uniformado, había delincuentes, en cantidades y tan desafiantes como ahora. Y las ejecuciones extrajudiciales a través de los famosos “intercambios de disparos” no cesaron. Este trucupey uniformado no se cansó de matar, indistintamente, a cimarrones y a mansos. Al final nadie supo qué pasó con Angito. Para aquel entonces, ni siquiera un todopoderoso como Beauchamp Javier estuvo a salvo de la orgía de sangre que se danzaba en esta selva que se llama República Dominicana.

A mi honestamente, me apena ver a personas con formación académica, y que no son parte de las mafias que nos gobiernan, pedir que se emule la conducta de un asesino como Candelier, que si bien fuera cierto que en su gestión los delincuentes "andaban planitos", él mismo nunca le pudo contestar al Padre Rogelio Cruz, de dónde sacó tanto dinero como para comprar una villa turística.

Entonces, advierto, muchísimo cuidado con cómo le pedimos que enfrente a los delincuentes, a una institución que como la Policía Nacional dominicana, muy poca moral tiene para expresar repulsa contra el crimen organizado o desorganizado.


Al cumplirse 3 años de la muerte de Esperancita, una aclaración:

Esperancita
Por Orbis Beltré

A Esperancita la asesinó la Iglesia católica, con el consentimiento del Estado dominicano.

¿Qué argumentó la Iglesia católica para impedir que esta joven recibiera el tratamiento médico que le hubiera salvado la vida?: Que Esperancita estaba embarazada, que el tratamiento médico ponía en peligro el feto que ella llevaba en su vientre, y que eso violaba el Artículo 37 de la Constitución dominicana, que dice así:
Artículo 37. - Derecho a la vida: El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte.
Es muy evidente que la Iglesia católica y el Estado dominicano, haciendo valer su posición en el artículo antes reseñado, con su afán de "proteger" el embarazo de Esperancita, no les importó la suerte de ella, violaron su derecho a la vida y la condenaron a muerte.

Maliciosamente, la Iglesia católica y el Estado dominicano, en su "estricto apego" a lo legal omitieron que el Artículo 37 de la Constitución dominicana tiene atenuantes en los Artículos 38 y 42 de la misma, que hubieran salvado a Esperancita, porque dicen así:
Art. 38. - Dignidad humana: El Estado se fundamenta en el respeto a la dignidad de la persona y se organiza para la protección real y efectiva de los derechos fundamentales que le son inherentes. La dignidad del ser humano es sagrada, innata e inviolable; su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial de los poderes públicos. Art. 42. - Derecho a la integridad personal: Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica, moral y a vivir sin violencia. TENDRÁ PROTECCIÓN DEL ESTADO EN CASOS DE AMENAZA, RIESGO O VIOLACIÓN DE LAS MISMAS. En consecuencia: 1) Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o procedimientos vejatorios que impliquen la pérdida o disminución de su salud, o de su integridad física o psíquica. Constitución dominicana (2010)
Los derechos humanos y los derechos fundamentales los poseen las personas, no un feto. La Constitución dominicana así lo deja muy claro en su Artículo 8:
Artículo 8.- Función esencial del Estado. Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas. Constitución dominicana (2010)
La Iglesia católica y el Estado dominicano, violaron además, en perjuicio de la hoy occisa, los siguientes artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Art. 3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Art. 5.- Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Art. 12.- Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques. Art. 25. - Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)
En definitiva, la Iglesia católica y el Estado dominicano omitieron todas estas atenuantes legales que hubieran salvado a Esperancita de la interpretación cerrada del Artículo 37 de la Constitución dominicana. La Iglesia católica y el Estado dominicano deben pagar por su crimen.