miércoles, 5 de diciembre de 2018

Ni bondad ni moral en el dios judeocristiano

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré

Todos los creyentes en el dios judeocristiano no tendrían reparos en decir que la bondad de su dios es infinitamente superior a la bondad del hombre. Mas ninguna cárcel, ninguna prisión, ninguna penitenciaría de manufactura humana podría compararse en miseria, con el infierno bíblico.

Dirían los creyentes judeocristianos, que la superioridad moral de su dios es un hecho incontrovertible. Sin embargo, la psicopatía de un "personaje" como el dios judeocristiano desborda los límites de la escala de maldad, del Dr. Michael Stone. 

Las mentes más retorcidas que hayan desfilado por este mundo jamás fueron capaces de imaginarse sometiendo a sus víctimas a torturas interminables.

Los crueles se excitan con el dolor que les provocan a sus víctimas, se sienten poderosos, se sienten dueños del universo y desean ser vistos como el ápeiron.

Los crueles son meticulosos grotescos en su plan de hacer sufrir, porque hallan paz y gozo y grandeza de solemnidad en el crujir de dientes y en el pavor y en el desconcierto y en el desasosiego y en el llanto y en la súplica y en la humillación de aquellos sobre los que tienen poder.

Los crueles buscan satisfacción personal a través de sus crueldades, pero un “buen día” se sienten cansados del infortunio de sus víctimas, y deciden matarlas.

Los perversos, los depravados, los más degenerados, los más despiadados, los más resentidos sociales, los más soberbios, los más engreídos, los más ególatras, los más sombríos y terroríficos torturadores de los que se tenga conocimiento en la criminología, siempre terminaron o siempre quisieron terminar causándole la muerte definitiva a sus víctimas... esta causa nos impone la sensatez y nos empodera con todas las razones para considerar a estos abominables psicópatas como sujetos bondadosa y moralmente más elevados que el dios judeocristiano.

No puede tener ninguna perfección; no puede tener ninguna belleza; no puede tener ninguna bondad; no puede tener ningún atributo moral, un dios que su desquite no se limite a negar un perdón, sino que además somete a su reo a las peores vejaciones y al mismo tiempo le prohíbe la muerte para que este no tenga la más remota posibilidad de escapar de aquel sufrimiento eviterno prometido en el infierno bíblico.



miércoles, 15 de agosto de 2018

De la penalización del aborto en todas sus causales

Por Orbis Beltré
Orbis Beltré


El caso de nuestra sociedad, el discurso de los religiosos al respecto nos indica una "moral" pro nacimiento, no pro vida. Se trata de un discurso en nada vinculante  a la dignidad, a lo bello.

Pero esto tiene un propósito: la religión no podría sostenerse sin desgraciados, sin abandonados, sin huérfanos, sin deprimidos, sin abusados, sin faltos de amor, sin frustrados, sin enfermos, sin drogadictos, sin criminales, sin analfabetos del sentido común.
  
Imanes y sacerdotes y pastores y rabinos se morirían de hambre si las personas fueran felices.

Si no de hambre, los mataría el morbo que sienten hacia el sufrimiento, todo el canallísmo que no podrían vomitar de sus entrañas en forma de salmos y plegarias y rezos y oraciones. 

Por eso son contrarios a una sociedad de justicia... siempre van aliados a dictadores y tiranos y corruptos; y siempre están prestos para sabotear cualquier propuesta educativa que pueda motivar la curiosidad científica, la empatía y la solidaridad humana.

No es casualidad que países donde la religión actúa como un poder del Estado sean sociedades tan miserables, plagadas de violencia y  de inequidad; sociedades degradadas a esa manera de vivir que se llama "sálvese quien pueda", como la nuestra, República Dominicana.