jueves, 17 de diciembre de 2015

Por Juancito Sport sí; por otros no

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré

La igualdad como principio universal de la convivencia de los seres humanos, continúa siendo un asunto de desigualdad ya no solo observable entre los vivos, sino también entre los muertos.

Y cuando de rendir honor nacional se trata, lo menos que se toma en cuenta es lo honorable que haya sido alguien: si fue un empresario de los juegos de azar enganchado a político en una asociación de malhechores como lo es el PLD, es suficiente. Por Juancito Sport sí; por otros no.

No se ha decretado ni se decretará duelo nacional en honor a Jhomaylen Mañón, el atleta, luchador olímpico, asesinado por un delincuente para despojarlo de 35 mil pesos y de su arma de reglamento que portaba como miembro de la Fuerza Aérea Dominicana, una institución desde la cual el Gobierno abusa de nuestros militares a través del pago de sueldos miserables.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor a Zuleyca Ponciano Solano, la oficial del Ejército Dominicano, que era escolta de la hija menor de Danilo Medina y que fue asesinada por un delincuente para despojarla de su arma de reglamento.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor a Mercedes del Carmen Báez Torres, la oficial de AMET que fue asesinada por un delincuente para despojarla de su arma de reglamento.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al coronel Cesar Augusto Ubrí Boció, asesinado por un miembro de la Policía Nacional para despojarlo de su yipeta que luego sería recuperada por partes en un negocio de ventas de piezas usadas para vehículos.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al teniente coronel Pedro de la Cruz de la Cruz, asesinado por “nadie sabe quién ni por qué”, porque la Policía, al único que señaló como el responsable del hecho de sangre lo conminó públicamente a que no se entregara y en pocas horas lo acribilló a balazos y san se acabó.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor a Ramón Argenis Guerra Florián (secuestrado y asesinado “nadie sabe por quiénes” pero sí por qué), occiso que, en su labor como encargado de las cámaras de vigilancia del Puerto Multimodal Caucedo, descubrió un cargamento de drogas que resultó ser de Arturo del Tiempo Marquez, socio del PLD y amiguito personal del entonces Jefe de la Policía Nacional, Rafael Guillermo Guzmán Fermín.

Tampoco se decretó duelo nacional por las muertes de 11 niños en un solo fin de semana en el Hospital Infantil Robert Reid Cabral, a causa de algo que le resultó tan difícil a las autoridades, como el suministrar a tiempo el oxígeno que necesitaban esos inocentes para preservar sus vidas.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor a Franchesca Lugo, la joven de 18 años de edad que fue asesinada por miembros de la Policía Nacional que intentaban asaltarla para despojarla del carro en el que se desplazaba con su novio y un hermano de éste cuando regresaban de trabajar, en horas de la madrugada, hace pocos meses.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor a los niños violados y asesinados por la Iglesia católica del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y el obispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio, hecho acontecido hace poco tiempo en un orfanato que funcionaba en la comunidad de San Rafael del Yuma, en Higüey.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al pueblo dominicano, cuando Danilo Medina ganó las elecciones en 2012 a expensas de un déficit fiscal de más de 200 mil millones de pesos, que provocó una reforma fiscal que empobreció aún más a cada ciudadano dominicano o extranjero radicado en nuestro país.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al pueblo dominicano, cuando el Ministerio Público, representado por Yeny Berenice Reynoso, se negó a investigar la denuncia de corrupción contra Leonel Fernández.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al pueblo dominicano, cuando el Congreso aprobó “sin leer” el Contrato Barrick Gold-2009, mediante el cual nos estafó a todos regalando al forastero nuestro oro.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al pueblo dominicano, cuando la Procuraduría General de la República, en contubernio con el Poder Judicial y tras una chicana jurídica, se aseguró de legitimar los miles de millones de pesos que Félix Bautista sustrajo del erario.

Tampoco se decretó duelo nacional en honor al pueblo dominicano, cuando recientemente dejó por fin de ser un secreto a voces, que las Altas Cortes y la Suprema Corte de Justicia están conformadas por delincuentes de la toga y el birrete, vestidos de jueces para defender los intereses de los ladrones, de los mafiosos que se hicieron dueños del PLD que fundó Juan Bosch y desde donde dirigen el país al mejor estilo de la Cosa Nostra.

Tampoco se decretó duelo nacional para terapiar el trauma del pueblo dominicano tras haber presenciado aquel humillante espectáculo en el que su Primer Mandatario fue obligado, en público, a comerse un tiburón podrido.