sábado, 25 de marzo de 2017

¡No somos un país de mierda, pero casi!

Rosanna Salazar
Por  Rosanna Salazar

Tantos años de ignorancia obligada, de dictaduras aplaudidas, de ladrones adulados, de corruptelas deseadas, de hambre, inequidades y miserias nos han arrastrado adonde hoy estamos.

La sensación de vencimiento moral, de impotencia y desencanto, de descrédito y principios negociables han hecho de ésta, una democracia rota e infuncional.

La decadencia en que se apoyan los cimientos de nuestra sociedad, la convierte en vulnerable, insegura, injusta, desigual y con gente resentida y/o decepcionada. Hay una permanente postergación a las soluciones.

Los paños tibios no curan males, solo alivian dolores. Las insufribles " comisiones de estudios", no estudian nada ni nunca se conocen los resultados. Solo que les asignan fondos que ya sabemos adónde van a parar.

El clientelsmo, el concepto manido de que así somos y la comodidad de no hacer nada o de criticar y aplastar a quienes gritan esta debacle, nos tiene inmersos en la pesadilla que ha creado el poder desde la violencia distractora de todos esos males.

El barco a la deriva que es nuestra asustada isla, no es más que el producto de nuestra incapacidad para exigir que los gobiernos resuelvan los grandes problemas que nos marcan el día a día: los precarios servicios de salud, la educación como propaganda, pero carente de maestros bien formados, mal pagados y denigrados en la escala social, contrario al rol que asumen de construir identidades y personas.

El pésimo transporte público, la falta de empleos y preparación técnica de los jóvenes, pues todavía seguimos creyendo que todos deben ser académicos universitarios y tenemos un montón de profesionales infuncionales y mediocres y carecemos de trabajadores capacitados en plomería, electricidad, enfermería, albañilería o informática; conducen a esta sociedad fallida.

La inseguridad ciudadana no se soluciona con operativos militares ni con tanques de guerra ni con balas. Está demostrado que todas las luchas anti algo son una falacia. Este pobre pueblo ha sido arrastrado al manicomio de la violencia, para que pidamos fuerza, represión y malos tratos. Toda medida de fuerza y agresión no es más que la muestra del fracaso de quienes tienen la obligación de garantizarnos justicia, seguridad y vida como un deber y no como un favor, para que no se haga verdad la sensación de que somos un país de mierda.

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