Orbis Beltré |
En el año 1995 empecé a estudiar informática a nivel técnico, en la UASD, en la facultad de ingeniería y arquitecta. Fueron mis primeros pasos en esa universidad.
De pronto, como acostumbro, quise socializar con los que
entendía debían ser los estudiantes "crema y nata" de dicha
universidad, pero ¡qué desilusión me llevé! Aquellos grupos estudiantiles, o
eran perredeístas, o eran peledeístas, o eran reformistas, o eran comunistas, o
eran derechistas, o eran izquierdistas.
En 1995, en los grupos estudiantiles de la UASD lo único
que no se podía hallar era la sensatez. Y me di cuenta de lo dogmáticamente
obtusos que eran algunos, cuando noté, por ejemplo, que efigies como las de El Che o
Fidel Castro la veneraban como cualquier católico a la virgen de la Altagracia.
Ni hablar de las apologías de endiosamiento que escuché hacia un bandido como José Francisco Peña Gómez, el que apoyó que Balaguer fuera
declarado "Padre de la Democracia" de nuestro país.
Cuando en el año 2001 ingresé como estudiante formal en
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), mis sospechas de que esa
institución era un fiasco más, se confirmaron. Uno de los documentos que me
exigían para inscribirme, era un certificado médico. Pero no un certificado médico cualquiera, debía ser
expedido por el consultorio médico de la UASD, firmado por uno de sus médicos.
Adivinen, fui a ese consultorio médico de la UASD, y después de pernoctar
más de una hora en la fila para entrar a lo que yo entendía que iba a ser un
examen médico... señores, aquello consistía en pagar 50 pesos por un papel que
en menos de 5 minutos alguien, sin ni siquiera mirarme a la cara o tocarme,
"llenaba" con mi nombre y mi número de cédula, seguido de un
"goza de excelente salud física y mental".
Eso sucedía hace apenas 16 años, en una universidad que
está llamada a formar profesionales con un alto concepto de la ética y la
moral; eso sucedía hace apenas 16 años, en la universidad que muchos presumen
como la "Primada" de América.
No estoy de acuerdo con que la UASD sea privatizada,
pero esa universidad, si no es una pocilga cualquiera, se parece demasiado, en
su administración, a esas desgracias que en República Dominicana se
llaman "Institución Pública".
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