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Catalina Hooper Armenteros |
Por Catalina
Hooper Armenteros
A ti que tienes tus prioridades claras y sabes que el
problema más grande que enfrenta el país es esta ola de inmigrantes y sus
descendientes, que vienen a oscurecer con sus costumbres y negritud el
impecable paisaje que es República Dominicana, que interfieren con tu día a
día, que no te dejan vivir en paz y te causan una preocupación que carcome el
alma, te quiero ayudar un poco. Después de todo, por más que has brincado y
pataleado, por más que les has dicho que no, coño, que no pueden andar
enseñando su bandera por ahí... eso de banderas y costumbres extranjeras es
solo halloween y thanksgiving, y punto. Por más que les destruiste casas y
filmaste tus abusos, y que linchaste a uno y lo dejaste colgado en un parque de
Santiago a ver si por fin entendían...y ni así aprenden.
Hoy te invito a que pongas tu granito de arena usando el
único lenguaje que se entiende en tu país: el dinero. Verás, tu dinero y como
decides usarlo es lo único que verdaderamente le importa al gobierno ese que
anda autorizando la destrucción de áreas protegidas para la producción de
carbón (muy haitiano de su parte), y a esas empresas que han traído y siguen
trayendo haitianos para que les trabajen.
Yo sé que te molestó muchísimo que sectores de la
comunidad internacional hayan llamado a un boicot del turismo a la República
después de que aprobáramos esa ley de inmigración que le quitó la nacionalidad
a tantos miles de dominicanos descendientes de haitianos y que ha dejado a
miles en una tierra de nadie alrededor de la frontera. Que no se metan que esto
no es su problema. Pero ahora es a ti que te toca boicotear.
Te invito a que hagas tu tarea como buen patriota que
eres, y dediques una parte de tu tiempo a investigar hasta dónde han llegado
los tentáculos haitianos en tu vida diaria.
Comencemos por tu vivienda. Investiga si la constructora
que la hizo empleó mano de obra haitiana, habiendo tantos dominicanos queriendo
trabajar. Si la respuesta es sí, deja tu posición clara : devuelve el título,
véndela o quémala, lo que tú quieras, pero coño, haz algo a ver si por fin
entienden que no se puede estar trayendo haitianos así, aunque tengas que
comprar una casa mucho más cara más para alante. Como patriota que eres, ese
dinero no te va a doler, al contrario, sé que lo darás con gusto.
Cuando vayas a tu trabajo, averigua también si emplearon
haitianos para trabajar en la construcción del edificio. Si te dicen que sí,
mejor será que renuncies. Nada envía un mensaje más claro sobre tus
convicciones que eso. Y por la patria uno hasta se muere... cambiar de trabajo
es algo mínimo en comparación.
Cuando llegues a tu casa, abre tu nevera y tu despensa.
Haz una lista de todas las empresas productoras de lo que consumes. Investiga
si esas empresas dominicanas emplean haitianos también. Las que lo hagan, toma
sus productos y échalos al zafacón, o dónalos si quieres. Después ve directo al
supermercado a comprar todo de nuevo, pero esta vez que sea de marcas que estás
seguro que no hacen lo mismo. Probablemente vas a tener que comprar productos
importados o mucho más caros que los anteriores pero gran cosa... la patria
vale más.
Repite este proceso con todo lo que se te ocurra que te
rodea. Si no puedes, ya sea porque no te alcanza el dinero, porque no quieres
vender tu casa, o porque al final del día, sencillamente no te importa
beneficiarte del sudor de aquellos que tanto desprecias, mejor cállate y enfoca
tu energía, tu resentimiento y todo ese odio en reclamarle al gobierno los
crímenes que comete en tu contra todos los días, mientras se ríen con la muela
de atrás viendo cómo te distraes cada vez que alguien usa la palabra fusión
como si fuera el cuco.
Pasa buen día, patriota. Y comienza, que tienes mucho
por hacer en nombre de tu patria querida.